TEXTO NARRATIVO
Características:
1.
Representa una sucesión de acciones en el tiempo
2.
Parte de un principio y un final
3.
Tiene un tiempo de cambio o transformación
4.
Necesita un elemento que cause intriga a los espectadores
5.
Relata hechos
EJEMPLO:
Blanca nieves y los siete enanitos
En
un país muy lejano vivía una bella princesita llamada Blancanieves, que tenía
una madrastra, la reina, muy vanidosa.
La
madrastra preguntaba a su espejo mágico y éste respondía:
-
Tú eres, oh reina, la más hermosa de todas las mujeres
Y fueron pasando los años. Un día la reina preguntó como siempre a su espejo
mágico:
-
¿Quién es la más bella?
Pero
esta vez el espejo contestó:
-
La más bella es Blancanieves.
Entonces la reina, llena de ira y de envidia,
ordenó a un cazador:
-
Llévate a Blancanieves al bosque, mátala y como prueba de haber realizado mi
encargo, tráeme en este cofre su corazón.
Pero cuando llegaron al bosque el cazador sintió lástima de la inocente joven y
dejó que huyera, sustituyendo su corazón por el de un jabalí.
Blancanieves, al verse sola, sintió miedo y lloró. Llorando y andando pasó la
noche, hasta que, al amanecer llegó a un claro en el bosque y descubrió allí
una preciosa casita.
Entró sin dudarlo. Los muebles eran pequeñísimos y, sobre la mesa, había siete
platitos y siete cubiertos diminutos. Subió a la alcoba, que estaba ocupada por
siete camitas. La pobre Blancanieves, agotada tras caminar toda la noche por el
bosque, juntó todas las camitas y al momento se quedó dormida.
Por la tarde llegaron los dueños de la casa: siete enanitos que trabajaban en
unas minas y se admiraron al descubrir a Blancanieves.
Entonces ella les contó su triste historia.
Los enanitos suplicaron a la niña que se quedase con ellos y Blancanieves
aceptó, se quedó a vivir con ellos y todos estaban felices.
Mientras tanto, en el palacio, la reina volvió
a preguntar al espejo:
-
¿Quién es ahora la más bella?
-
Sigue siendo Blancanieves, que ahora vive en el bosque en la casa de los
enanitos...
Furiosa y vengativa como era, la cruel
madrastra se disfrazó de inocente viejecita y partió hacia la casita del
bosque.
Blancanieves
estaba sola, pues los enanitos estaban trabajando en la mina. La malvada reina
ofreció a la niña una manzana envenenada y cuando Blancanieves dio el primer
bocado, cayó desmayada.
Al
volver, ya de noche, los enanitos a la casa, encontraron a Blancanieves tendida
en el suelo, pálida y quieta, creyeron que había muerto y le construyeron una
urna de cristal para que todos los animalitos del bosque pudieran despedirse de
ella.
En ese momento apareció un príncipe a lomos de
un brioso corcel y nada más contemplar a Blancanieves quedó prendado de ella.
Quiso despedirse besándola y de repente, Blancanieves volvió a la vida, pues el
beso de amor que le había dado el príncipe rompió el hechizo de la malvada
reina.
Blancanieves
se casó con el príncipe y expulsaron a la cruel reina y desde entonces todos
vivieron felices.
TEXTO
INFORMÁTIVO
Características:
1. El
contenido debe ser objetivo.
2. La construcción
de las oraciones debe ser sencilla
3. La Información
debe ser precisa.
4. La
información debe tener buena ortografía.
5. El léxico de las palabras utilizadas en el
texto deben ser comprensibles para el lector.
EJEMPLO:
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Ingredientes
:
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Preparación:
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10 porciones
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TEXTO
ARGUMENTATIVO
Características:
1. El
contenido debe ser objetivo.
2. La construcción
de las oraciones debe ser sencilla
3. La Información
debe ser precisa.
4. La
información debe tener buena ortografía.
5. El léxico de las palabras utilizadas en el
texto deben ser comprensibles para el lector.
EJEMPLO:
Estanislao Zuleta
La pobreza y la impotencia de la
imaginación nunca se manifiesta de una manera tan clara como cuando se trata de
imaginar la felicidad. Entonces comenzamos a inventar paraísos, islas
afortunadas, países de cucaña. Una vida sin riesgos, sin lucha, sin búsqueda de
superación y sin muerte. Y, por tanto, también sin carencias y sin deseo: un
océano de mermelada sagrada, una eternidad de aburrición. Metas afortunadamente
inalcanzables, paraísos afortunadamente inexistentes.
Todas estas fantasías serían
inocentes e inocuas, sino fuera porque constituyen el modelo de nuestros
anhelos en la vida práctica.
Aquí mismo en los proyectos de la
existencia cotidiana, más acá del reino de las mentiras eternas, introducimos
también el ideal tonto de la seguridad garantizada; de las reconciliaciones
totales; de las soluciones definitivas.
Puede decirse que nuestro
problema no consiste solamente ni principalmente en que no seamos capaces de
conquistar lo que nos proponemos, sino en aquello que nos proponemos: que
nuestra desgracia no está tanto en la frustración de nuestros deseos, como en
la forma misma de desear. Deseamos mal.
En lugar de desear una relación
humana inquietante, compleja y perdible, que estimule nuestra capacidad de
luchar y nos obligue a cambiar, deseamos un idilio sin sombras y sin peligros,
un nido de amor, y por lo tanto, en última instancia un retorno al huevo. En
vez de desear una sociedad en la que sea realizable y necesario trabajar
arduamente para hacer efectivas nuestras posibilidades, deseamos un mundo de
satisfacción, una monstruosa sala-cuna de abundancia pasivamente recibida.
En lugar de desear una filosofía
llena de incógnitas y preguntas abiertas, queremos poseer una doctrina global,
capaz de dar cuenta de todo, revelada por espíritus que nunca han existido o
por caudillos que desgraciadamente sí han existido.
Adán y sobre todo Eva, tienen el
mérito original de habernos liberado del paraíso, nuestro pecado es que
anhelamos regresar a él.
Desconfiemos de las mañanas
radiantes en las que se inicia un reino milenario. Son muy conocidos en la
historia, desde la Antigüedad hasta hoy, los horrores a los que pueden y suelen
entregarse los partidos provistos de una verdad y de una meta absolutas, las
iglesias cuyos miembros han sido alcanzados por la gracia –por la desgracia– de
alguna revelación. El estudio de la vida social y de la vida personal nos
enseña cuán próximos se encuentran una de otro la idealización y el terror. La
idealización del fin, de la meta y el terror de los medios que procurarán su conquista.
Quienes de esta manera tratan de someter la realidad al ideal, entran
inevitablemente en una concepción paranoide de la verdad; en un sistema de
pensamiento tal, que los que se atreverían a objetar algo quedan inmediatamente
sometidos a la interpretación totalitaria: sus argumentos, no son argumentos,
sino solamente síntomas de una naturaleza dañada o bien máscaras de malignos
propósitos.
En lugar de discutir un
razonamiento se le reduce a un juicio de pertenencia al otro –y el otro es, en
este sistema, sinónimo de enemigo–, o se procede a un juicio de intenciones. Y
este sistema se desarrolla peligrosamente hasta el punto en que ya no solamente
rechaza toda oposición, sino también toda diferencia: el que no está conmigo,
está contra mí, y el que no está completamente conmigo, no está conmigo. Así
como hay, según Kant, un verdadero abismo de la acción, que consiste en la
exigencia de una entrega total a la “causa” absoluta y concibe toda duda y toda
crítica como traición o como agresión.
Ahora sabemos, por una amarga
experiencia, que este abismo de la acción, con sus guerras santas y sus orgías
de fraternidad no es una característica exclusiva de ciertas épocas del pasado
o de civilizaciones atrasadas en el desarrollo científico y técnico; que puede funcionar
muy bien y desplegar todos sus efectos sin abolir una gran capacidad de
inventiva y una eficacia macabra. Sabemos que ningún origen filosóficamente
elevado o supuestamente divino, inmuniza a una doctrina contra el riesgo de
caer en la interpretación propia de la lógica paranoide que afirma un discurso
particular –todos lo son– como la designación misma de la realidad y los otros
como ceguera o mentira.
El atractivo terrible que poseen
las formaciones colectivas que se embriagan con la promesa de una comunidad
humana no problemática, basada en una palabra infalible, consiste en que
suprimen la indecisión y la duda, la necesidad de pensar por sí mismo, otorgan
a sus miembros una identidad exaltada por la participación, separan un interior
bueno –el grupo– y un exterior amenazador. Así como se ahorra sin duda la
angustia, se distribuye mágicamente la ambivalencia en un amor por lo propio y
un odio por lo extraño y se produce la más grande simplificación de la vida, la
más espantosa facilidad. Y cuando digo aquí facilidad, no ignoro ni olvido que
precisamente este tipo de formaciones colectivas, se caracterizan por una
inaudita capacidad de entrega y sacrificios; que sus miembros aceptan y desean
el heroísmo, cuando no aspiran a la palma del martirio. Facilidad, sin embargo,
porque lo que el hombre teme por encima de todo no es la muerte y el
sufrimiento, en los que tantas veces se refugia, sino la angustia que genera la
necesidad de ponerse en cuestión, de combinar el entusiasmo y la crítica, el
amor y el respeto.
Un síntoma inequívoco de la
dominación de las ideologías proféticas y de los grupos que las generan o que
someten a su lógica doctrinas que les fueron extrañas en su origen, es el
descrédito en que cae el concepto de respeto.
No se quiere saber nada del
respeto, ni de la reciprocidad, ni de la vigencia de normas universales. Estos
valores aparecen más bien como males menores propios de un resignado
escepticismo, como signos de que se ha abdicado a las más caras esperanzas.
Porque el respeto y las normas sólo adquieren vigencia allí donde el amor, el
entusiasmo, la entrega total a la gran misión, ya no pueden aspirar a
determinar las relaciones humanas. Y como el respeto es siempre el respeto a la
diferencia, sólo puede afirmarse allí donde ya no se cree que la diferencia
pueda disolverse en una comunidad exaltada, transparente y espontánea, o en una
fusión amorosa. No se puede respetar el pensamiento del otro, tomarlo
seriamente en consideración, someterlo a sus consecuencias, ejercer sobre él
una critica, válida también en principio para el pensamiento propio, cuando se
habla desde la verdad misma, cuando creemos que la verdad habla por nuestra
boca; porque entonces el pensamiento del otro sólo puede ser error o mala fe; y
el hecho mismo de su diferencia con nuestra verdad es prueba contundente de su
falsedad, sin que se requiera ninguna otra. Nuestro saber es el mapa de la
realidad y toda línea que se separe de él sólo puede ser imaginaria o algo
peor: voluntariamente torcida por inconfesables intereses. Desde la concepción
apocalíptica de la historia las normas y las leyes de cualquier tipo, son
vistas como algo demasiado abstracto y mezquino frente a la gran tarea de
realizar el ideal y de encarnar la promesa; y por lo tanto sólo se reclaman y
se valoran cuando ya no se cree en la misión incondicionada.
Pero lo que ocurre cuando
sobreviene la gran desidealización no es generalmente que se aprenda a valorar
positivamente lo que tan alegremente se había desechado, estimado sólo
negativamente; lo que se produce entonces, casi siempre, es una verdadera ola
de pesimismo, escepticismo y realismo cínico. Se olvida entonces que la crítica
a una sociedad injusta, basada en la explotación y en la dominación de clase,
era fundamentalmente correcta y que el combate por una organización social
racional e igualitaria sigue siendo necesario y urgente. A la desidealización
sucede el arribismo individualista que además piensa que ha superado toda moral
por el sólo hecho de que ha abandonado toda esperanza de una vida cualitativamente
superior.
Lo más difícil, lo más
importante. Lo más necesario, lo que a todos modos hay que intentar, es
conservar la voluntad de luchar por una sociedad diferente sin caer en la
interpretación paranoide de la lucha. Lo difícil, pero también lo esencial es
valorar positivamente el respeto y la diferencia, no como un mal menor y un
hecho inevitable, sino como lo que enriquece la vida e impulsa la creación y el
pensamiento, como aquello sin lo cual una imaginaria comunidad de los justos
cantaría el eterno hosanna del aburrimiento satisfecho. Hay que poner un gran
signo de interrogación sobre el valor de lo fácil; no solamente sobre sus
consecuencias, sino sobre la cosa misma, sobre la predilección por todo aquello
que no exige de nosotros ninguna superación, ni nos pone en cuestión, ni nos
obliga a desplegar nuestras posibilidades.
Hay que observar con cuánta
desgraciada frecuencia nos otorgamos a nosotros mismos, en la vida personal y
colectiva, la triste facilidad de ejercer lo que llamaré una no reciprocidad
lógica: Es decir, el empleo de un método explicativo completamente diferente
cuando se trata de dar cuenta de los problemas, los fracasaos y los errores
propios y los del otro cuando es adversario o cuando disputamos con él. En el
caso del otro aplicamos el esencialismo: lo que ha hecho, lo que le ha pasado
es una manifestación de su ser más profundo; en nuestro caso aplicamos el
circunstancialismo, de manera que aún los mismos fenómenos se explican por las
circunstancias adversas, por alguna desgraciada coyuntura. Él es así; yo me vi
obligado. Él cosechó lo que había sembrado; yo no pude evitar este resultado.
El discurso del otro no es más que de su neurosis, de sus intereses egoístas;
el mío es una simple constatación de los hechos y una deducción lógica de sus
consecuencias. Preferiríamos que nuestra causa se juzgue por los propósitos y
la adversaria por los resultados.
Y cuando de este modo nos
empeñamos en ejercer esa no reciprocidad lógica que es siempre una doble
falsificación, no sólo irrespetamos al otro, sino también a nosotros mismos,
puesto que nos negamos a pensar efectivamente el proceso que estamos viviendo.
La difícil tarea de aplicar un
mismo método explicativo y crítico a nuestra posición y a la opuesta no
significa desde luego que consideremos equivalentes las doctrinas, las metas y
los intereses de las personas, los partidos, las clases y las naciones en
conflicto. Significa por el contrario que tenemos suficiente confianza en la
superioridad de la causa que defendemos, como para estar seguros de que no
necesita, ni le conviene esa doble falsificación con la cual, en verdad, podría
defenderse cualquier cosa.
En el carnaval de miseria y
derroche propios del capitalismo tardío se oye a la vez lejana y urgente la voz
de Goethe y Marx que nos convocaron a un trabajo creador, difícil, capaz de
situar al individuo concreto a la altura de las conquistas de la humanidad.
Dostoievski nos enseño a mirar
hasta donde van las tentaciones de tener una fácil relación interhumana: van
sólo en el sentido de buscar el poder, ya que si no se puede lograr una amistad
respetuosa en una empresa común se produce lo que Bahro llama intereses
compensatorios: la búsqueda de amos, el deseo de ser vasallos, el anhelo de
encontrar a alguien que nos libere de una vez por todas del cuidado de que
nuestra vida tenga un sentido. Dostoievski entendió, hace más de un siglo, que
la dificultad de nuestra liberación procede de nuestro amor a las cadenas.
Amamos las cadenas, los amos, las seguridades porque nos evitan la angustia de
la razón.
Pero en medio del pesimismo de
nuestra época se sigue desarrollando el pensamiento histórico, el
psicoanálisis, la antropología, el marxismo, el arte y la literatura. En medio
del pesimismo de nuestra época surge la lucha de los proletarios que ya saben
que un trabajo insensato no se paga con nada, ni con automóviles ni con
televisores; surge la rebelión magnífica de las mujeres que no aceptan una
situación de inferioridad a cambio de halagos y protecciones; surge la
insurrección desesperada de los jóvenes que no pueden aceptar el destino que se
les ha fabricado.
Este enfoque nuevo nos permite
decir como Fausto:
"También esta noche, tierra,
permaneciste firme.
Y ahora renaces de nuevo a mi alrededor.
Y alientas otra vez en mi la aspiración de luchar sin descanso por una altísima existencia"
Y ahora renaces de nuevo a mi alrededor.
Y alientas otra vez en mi la aspiración de luchar sin descanso por una altísima existencia"
Paola Andrea Díaz Celis
Grupo #24
andrea cambia el color de la letra porque no se pude leer nada y no sabemos que ejemplos de los textos pusiste
ResponderEliminarhaaaaaaaa
Eliminarmira si tu lo copias y lo pegas se ve muy bien
EliminarDimelo Papi
Eliminarno entendy
ResponderEliminarcuando entre a esta pagina me sorprendi por el fondo jijijji
EliminarSelecciona los ejemplos y los podras ver.
ResponderEliminarno me gusto .l.
ResponderEliminarla letra D:
ResponderEliminarOLA K ASE COJIENDO O QUE ACE?
ResponderEliminarese dia yo cumpli añoss! wiwiwiwi =)
Eliminarsexooooooooo si porno
EliminararthurOo eres una loca
EliminarHOW ARE YOU NO DOYOU LIKE
ResponderEliminaryo si le entendí viejos ridículos! que no saben leer, seleccionelo mija y ya lo va a poder leer y para los que no sepan que onda aprendan a leer y tu el que escribió en ingles aprendelo mejor y luego hablamos si! gracias! =)
ResponderEliminarcalmate guey
EliminarMuchas gracias, me sirvió (y)
ResponderEliminarjijijjijiji
ResponderEliminarhola no me justo popo
ResponderEliminarsexo
ResponderEliminaridiota
Eliminargracias
ResponderEliminargracias los amo valen mil
ResponderEliminarno lo encontré mas que aqui
ResponderEliminarsi lo se
Eliminarasdfghjkl bueno me sirvió de algo...
ResponderEliminargracia por toda la informacion
ResponderEliminargracias :D
ResponderEliminarmuy largo los textos
ResponderEliminarlo quería copiar en mi cuaderno pero es muy largo el de blanca nieves
le uvieran hecho un resumen
es logico
Me sirvio estuvo bueno ;o
ResponderEliminarBn todo bn
ResponderEliminarLa Respuetaaa Me gustaa Ya Q Explican Correctamente Los Ejemplos y Las Craacteristicas Gracias <3
ResponderEliminarSaque 10, en mi prueba gracias.
ResponderEliminarpa k kieres saber eso jaja saludos
ResponderEliminar¿qué con ese que sólo escribe "sexo" "porno", osea, tiene un retraso mental o qué?
ResponderEliminarmierda
ResponderEliminarlo que comes :V
EliminarBien dicho
EliminarxDD
Eliminarbuena iformacion
ResponderEliminargracias :D
ResponderEliminarme la pelan hijos de pvta!!! #Hail100cia :v
ResponderEliminarDe que es el fondo, solo para saber es que es que es muy extraño xd
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